Hoy quiero enseñarte unos trucos para que tu mantelería blanca luzca radiante en esas cenas tan especiales en las que quieres que todo esté perfecto y no tengas que gastar dinero comprando uno nuevo.
Qué rabia me da cuando saco del cajón el mantel de las «ocasiones especiales» y está amarillento y con un olor poco agradable. O esas manchas de vino tinto o salsa que siguen en el mismo sitio lavado tras lavado.
Por eso he empezado a utilizar unos trucos para que esto no me vuelva a pasar y el mantel no termine en el fondo del cajón o en la basura.