Receta de mermelada de uvas y kiwi
Después de los atracones de las fiestas de Navidad suele pasar que nos encontramos con un montón de restos de comida que no sabemos como aprovechar, por eso, os traemos una serie de recetas prácticas y sencillas para poder convertir esas sobras en deliciosas elaboraciones con las que sorprender a todo el mundo y sobre todo remontar la cuesta de enero con facilidad.
La primera de ellas es una mermelada de uvas casera que nos servirá para sacar partido a esas uvas que nos sobraron la noche de fin de año. La hemos añadido un toque de kiwi para darle un sabor diferente y original.
Una vez preparada la mermelada la podremos envasar en tarros de cristal que previamente habremos esterilizado (si queréis aprender a esterilizar un tarro podéis ver este vídeo).
La receta que hemos hecho da para mucha mermelada, pero si os ha sobrado menos, podéis hacer una cantidad proporcional (si tenéis 100 gramos de uvas, poned 100 gramos de azúcar, etc…) Como yo soy muy golososa, me gusta que quede muy dulce, pero le podéis poner un poquito menos de azúcar.
INGREDIENTES
- 400 gramos de uvas (pueden ser mezcladas blancas y tintas)
- 250 gramos de kiwi
- 400 gramos de azúcar
- 2 cucharadas soperas de ron negro (si la van a probar los peques de la casa, podéis saltaros este paso)
ELABORACIÓN
Lo primero que vamos a hacer es pelar y despepitar las uvas. Tenéis que tener paciencia (si están los niños en casa, les podéis pedir que echen una mano). Pelamos los kiwis y los cortamos en trozos pequeños. Hacemos lo mismo con las uvas.
En una cazuela ponemos todos los ingredientes (las uvas, los kiwis, el azúcar y el ron) y lo ponemos a cocer a fuego medio-alto. Cuando empiece a hervir, lo bajamos un poco de temperatura y lo dejamos cocinando unos 45 minutos.
Una vez transcurrido este tiempo podemos triturar con la batidora o, si nos gustan los trocitos, la dejamos como está. Dejamos enfriar.
Si la vais a consumir enseguida, os aguanta perfectamente sin envasar. Si vais a tardar, es mejor conservarla al vacío. También podéis probar a congelarla. En cubiteras de hielo, llenad el hueco con la mermelada caliente y esperad que se enfríe. Una vez frío, metedlo en el congelador y cuando esté congelado lo sacáis a una bolsa y lo volvéis a congelar. Así cuando vayáis a usarla, sólo tenéis que sacar las porciones que necesitéis.
Ahora sólo os queda prepararos una tostadita bien crujiente y disfrutar de vuestra mermelada casera. Espero que os guste, y ya sabéis que si queréis ver más recetas sencillas y económicas no tenéis más que visitar nuestra sección de recetas.
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