Una hipoteca es un préstamo para comprar una propiedad. Cuando solicitas una hipoteca, el banco se comprometen a prestarte dinero durante un plazo determinado y a cobrarte intereses.
El período de tiempo normalmente suele estar entre los 20 y 25 años, aunque hay hipotecas a 30 años.
De la misma manera, también puedes escoger una hipoteca para menos tiempo si el importe que vas a pedir te permite amortizarla antes, bien sea porque el inmueble que adquieras tenga un precio bajo o porque ya tenías un dinero ahorrado previamente que te permita pedir al banco un % más bajo de su valor.
Pero hay muchos tipos diferentes de hipotecas, cada una con sus propias condiciones.
Es importante que conozcas las diferencias entre ellas antes de comprometerte con una, para asegurarte de que es la mejor opción para tu situación financiera.
Ya no solo por lo que es la microeconomía; es decir, todo lo relacionado con las finanzas que afecta a ti y tu entorno más cercano, sino la macroeconomía; la economía mundial.
Quizá te preguntes por qué esto tiene que ver contigo, pero conflictos bélicos, pandemias u otro tipo de situaciones pueden afectar al euríbor y hacer que, según la hipoteca que escojas, termines pagando más o menos intereses por ella.
Hipotecas a tipo fijo
Una hipoteca a tipo fijo garantiza el tipo de interés y las cuotas mensuales durante un periodo de tiempo determinado.Esto significa que, si los tipos de interés suben en el futuro, las cuotas no variarán hasta que finalice el plazo.
A partir de ese momento, el prestamista hipotecario (el banco) puede cambiarte al tipo variable estándar, que puede ser más alto que el tipo fijo o no. Este tipo de hipoteca da a los prestatarios la tranquilidad de saber exactamente cuánto van a pagar cada mes durante un periodo de tiempo acordado.