Revisa tus hábitos de gasto
El primer paso es analizar hacia dónde se va tu dinero cada mes. Haz un seguimiento de tus gastos durante un mes para averiguar a qué partidas se destina. Esto te ayudará a entender tus patrones de gasto y a averiguar de dónde puedes recortar. Es el momento de dar de baja suscripciones, comparar tarifas y escoger la que mejor se ajuste a lo que necesitas (no a lo que quiere hacerte creer la compañía que necesitas).
Haz un presupuesto y ajústate a él
Una vez que sepas en qué se te va el dinero, es hora de hacer un presupuesto. Los presupuestos te ayudan a controlar tus gastos asignando una determinada cantidad de dinero para gastos específicos. Asegúrate de incluir en tu presupuesto un margen para los gastos imprevistos, de modo que no gastes más de la cuenta.
Vive por debajo de tus posibilidades
La inflación puede ser dura para las personas ahorradoras, pero es importante recordar que vivir por debajo de tus posibilidades sigue siendo una buena manera de de ahorrar dinero. Cuando vives por debajo de tus posibilidades, tienes más dinero para ahorrar e invertir. Esto te ayudará a seguir el ritmo de la inflación y a hacer crecer tu patrimonio con el tiempo. No es algo que te vaya a recomendar en todo momento de tu vida económica pero en estos momentos hay que guardar prudencia.
Ya pasará la tormenta y podrás reajustar el nivel de gasto a lo que en ese momento decidas. Esto es una opinión personal, por supuesto, puedes tomar la decisión que tú sientas. Sin embargo, por mi experiencia es tiempo de guardar prudencia y ajustar los gastos al mínimo. No se trata de renunciar, si no conseguir lo mismo por un menor precio. Y para eso, estamos nosotras, para informarte de muestras gratis, cupones, códigos y descuentos con los que conseguir más barato aquello que quieras comprar.
Valora el buscar alternativas a productos que compras por costumbre
En mi caso, lo que estoy haciendo es probar otras marcas en productos de uso frecuente o que vaya a empezar a comprar ahora. Te explico, comienzo probando la marca más barata (no el precio por unidad más barato, que a veces lleva a confusión, si no el precio por kilo o litro más económico). Solo compro una unidad y pruebo. ¿Está bien? Me quedo con esa opción. ¿No me gusta? Pruebo con la siguiente más barata. Esto hace que no caigamos en la tentación de comenzar comprando el producto que está a la altura de los ojos, sin mirar precios o el que tiene una marca más conocida, solo por la marca.
Comienzo por precio y después valoro la relación de ese precio con la calidad del producto. Puede sorprenderte porque quizá te des cuenta de que un producto más económico en el que no tenías puestas esperanzas, habiéndole dado la oportunidad, vaya a quedarse en tu «lista de la compra permanente». Este experimento es muy interesante porque de no hacerlo seguimos comprando por costumbre y al final, seguimos repitiendo esa compra sin comparar, semana tras semana, mes tras mes y al final podríamos habernos ahorrado un buen dinero.
Desde que asomó la cabeza la inflación lo vengo haciendo con la leche, las gaseosas, los encurtidos, el papel de wc (me sentía rara la tarde que dediqué 3 minutos a, en el pasillo del papel higiénico de Consum) calcular a cuánto salía el metro (y según el tipo de papel) de las opciones que a simple vista parecían más económicas. Son 3 minutos dándole a la calculadora en el móvil, no cuesta más que eso y un móvil lo llevamos todos en el bolso. Después ya puedes seguir comprando automáticamente esa opción de compra que has considerado la mejor y que después te ha satisfecho.
Esto no quiere decir que en otros momentos no mire precio pero sí es cierto que las crisis o amagos de serlo son un buen momento para hacer cambios y considerar aquellas opciones y decisiones por si hay que aplicarles algún cambio para optimizar todavía más nuestro dinero.
Se dice que a partir de cierto precio, un producto ya que no aporta tanto como la diferencia de precio respecto a la opción mínima viable. Lo he comprobado yo misma y muchas veces en casa lo comentamos. Por ejemplo, un vino de 2€ puede ser diferente a uno de 14€ y te parecerá una compra inteligente escoger el segundo si sabes apreciar la diferencia. Pero tal vez no te aporte tanto uno de 70€ (cada cual tiene unas prioridades, claro está) para la diferencia de precio que tiene.
Con el papel higiénico del ejemplo, con que haga lo básico: sirva para lo que tiene que servir y sea suave, no necesito pagar más dinero porque tenga dibujos, sea de color o desprenda perfume. Es en este tipo de extras en los que estoy recortando. Aplicando esto en toda la cesta de la compra, se nota. Es a través de esos reajustes como intento evitar parte de ese % de inflación.
Escoge marca blanca o productos de marcas conocidas con cupón descuento
Un cupón descuento es una herramienta muy útil para conseguir productos a buen precio en tiendas online o físicas. Busca cupones antes de hacer la compra y llévalos contigo al supermercado para disfrutar del descuento. No obstante, recuerda que, muchas veces, si compras un producto de marca blanca estás comprando lo mismo que un producto de marca pero pagando menos por él. Por tanto, buscar la oferta u optar por la marca blanca son alternativas muy válidas para intentar evitar la inflación.
Los cupones los tienes aquí: cupones descuento supermercado.
No compres cosas que no necesites
Uno de los mejores consejos para sobrellevar la inflación es no comprar cosas que no necesites. Aunque parezca obvio, comprar por comprar es una mala idea, ya que sólo estás tirando el dinero. Comprar cosas sólo porque están de moda o son baratas es un error, ya que lo más probable es que nunca las uses. Antes de comprar algo, piénsalo bien y decide si realmente necesitas ese producto o si puedes vivir sin él.
Haz compras inteligentes
Otra forma de evitar la inflación es hacer compras inteligentes. Esto significa comprar productos de calidad que durarán mucho tiempo y no se estropearán fácilmente. Por eso aunque parezca que un producto más caro cuesta más dinero a corto plazo, a largo plazo te costará menos, ya que no tendrás que comprar un reemplazo cada poco tiempo. Otra forma de compra inteligente es aprovechar los pruébalo gratis (si era algo que tenías en tu lista de la compra). Así, consigues un reembolso total o casi por algo que ibas a pagar.