A falta de levaduras industriales en los supermercados podemos elaborar en casa nuestro propio fermento natural: la masa madre. A raíz de vuestro comentarios en el post del pan hecho en casa con levadura «Royal» y en el de los bollos con pepitas de chocolate, en los que nos decíais que os resulta imposible encontrar levaduras, ya sea fresca o en polvo, se nos ocurrió que podemos elaborar nuestra propia masa madre y así, no tener que comprar levadura y evitar salir de casa en esta época de confinamiento.
La masa madre es un fermento natural que se usa desde hace cientos de años y que se obtiene a partir de la mezcla de harina y agua a partes iguales, y que si la cuidamos, nos durará meses o incluso años. La masa madre, cuánto más tiempo tenga mejor sabor de dará a las masas. Elaborarla y «cuidarla» es muy sencillo, así que anímate. Piensa que no pierdes nada por intentarlo 🙂
Entre los beneficios de la masa madre están que facilita la digestión, regula la acidez del pan, es natural y nos aporta vitaminas y minerales y las recetas quedan deliciosas.
Ingredientes
Para elaborar nuestro fermento solo necesitaremos harina, agua y un tarro con tapa. La harina, si es integral mucho mejor. Piensa que cuánto mejor sea tu harina de mayor calidad será el pan que elabores. Y cuanto menos refinada mejor. Pero en estos momentos usa la que tengas en casa, no salgas a comprar otra.
El agua puede ser del grifo si la dejas reposar unas horas para que pierda el cloro pero si la usas embotellada mucho mejor. La necesitarás a temperatura ambiente. Y por último, el tarro. Es necesario que sea un poco grande (porque el fermento está «vivo» y crecerá), mejor de cristal y que tenga tapa. También te valdría un táper.
Elaboración
Para la fabricación de nuestra masa madre necesitaremos unos días, mínimo tres para poder empezar a utilizarla y que nuestras masas queden esponjosas y con la acidez justa. Si la utilizas en los primeros dos días el pan o la bollería que elabores a penas subirá en el horno, la masa quedará apelmazada.
Día 1
El primer día de «cultivo» tienes que mezclar en el tarro el agua y la harina. Las cantidades serán dos cucharadas soperas de harina y un chorro de agua, de manera que consigamos una textura tipo «puré» ni muy líquida ni muy espesa. Para no liarte pon la misma cantidad de harina que de agua. Se remueve bien la mezcla con una cuchara hasta que quede homogénea. Luego tápala. Déjala a temperatura ambiente sobre la encimera, entre 20 y 25 grados. Cuánto más calor haga en tu casa antes fermentará.
Día 2
Cada 24 horas tendrás que «alimentar» tu masa madre, durante los primeros días, para que siga «viva». Y ¿con qué se alimenta? con más harina y más agua. Así que abrimos el tarro y repetimos el proceso. La harina contiene levaduras y bacterias que hacen que fermente y es lo que luego, añadida a nuestra masa de pan, pizza o bollería hará la función de la levadura.
Verás que empiezan a aparecer burbujas, que la cantidad ha aumentado y que el olor pasa a ser más ácido. Esto es porque la mezcla se empieza a cargar de CO2 y a «activarse».
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1 comentario
28 diciembre, 2020
Manuel González CASTILLO
Cuando "alimentas " la masa hay que remover también o solo hechar la harina y el agua? Gracias