El mundo en el que vivimos está lleno de tentaciones. Se nos crean necesidades en cuestión de segundos, ¡lo necesitamos ya! ¿Cómo podíamos vivir sin eso? ¡Lo queremos! Te sonará mucho lo que te digo si leíste «Cómo evitar el gasto emocional».
El caso es que quizá no lo necesitemos realmente o no podamos permitírnoslo. Si le sumas las facilidades de pago que las tiendas te ofrecen, muy probablemente cuando te des cuenta habrás caído en la trampa de la compra a crédito.
¿Te suena de algo lo que te estoy contando? En el post de economía doméstica de hoy verás como lo que vemos tan habitual (las compras a crédito) no tiene por qué ser lo que más nos conviene.
Para ello, compartiré contigo las preguntas que te ayudarán a tomar la decisión adecuada.
Déjame contarte que Espe y Mateo han decidido vivir juntos después de 6 años de relación. Leyeron con detenimiento el post de Elena sobre «qué es mejor: comprar o alquilar». Después de darle varias vueltas al tema, tomaron la decisión de alquilar teniendo en cuenta los factores que se detallaban en esa entrada. Recordemos que cada caso es distinto, pues los precios de las viviendas varían muchísimo, principalmente dependiendo de la ciudad.
Dedicaron su semana de vacaciones a mirar muebles inspirados por revistas de decoración y el consejo profesional de las siete tiendas a las que fueron. Todo era necesario: el mueble para los licores, el sofá cama por si viene alguien, la habitación de invitados porque nunca se sabe cuántos pueden venir, la tele casi más grande que la pared, decoración por todas partes que a los dos meses, quizá moleste más que otra cosa, ordenadores, equipos de música…. Y lo mejor es que, vale, aunque muchas de esas cosas no son de vital importancia, no pasa nada, la tienda te lo financia y te pone «facilidades».
Es entonces cuánto te preguntas; ¿qué es lo que te hace pensar que ese dinero que ahora no tienes vas a tenerlo en los próximos años?
Soy de la opinión de ahorrar y comprar cuando ya tengamos el dinero que necesitamos. Y mucho más si no es algo imprescindible. Hablándolo con una conocida, ambas coincidimos en que, en muchos casos, además de terminar pagando el doble de lo que te costaría la compra si la pagaras al contado, incluso la sigues pagando cuando hace unos años que no te hace servicio, que no le sacas utilidad.
A veces cuesta darnos cuenta por qué se nos ha vendido el crédito como algo normal pero, pensándolo un poco más deberíamos preguntarnos:
¿De verdad creemos que poseer todas esas cosas que no podemos pagar compensa para que estemos pagando con horas de nuestro trabajo futuro que quizá tengamos pero quizá no?
Es en ese momento cuando tenemos que hacernos Las Grandes Preguntas. Yo me las hago a menudo cuando me veo en la situación de tener que pagar algo fuera de lo rutinario (gastos fijos).
Le llamo el método de las 4P. Son 4 preguntas que además empiezan por P, por el verbo poder, ni más ni menos, ¡fíjate si son poderosas! :D.
Método de las 4P
Consiste en hacerse las siguientes preguntas:
- ¿Puedo vivir sin esa compra? Es decir; ¿es realmente una necesidad o es un capricho?
- ¿Puedo pagarlo AHORA?
- ¿Podría conseguirlo más barato?
- ¿Podría deshacerme de ello y recuperar el importe?
¿Necesidad o capricho? ¡La gran pregunta!
Con la primera pregunta a veces encontramos respuestas que nos duelen porque por los motivos que sea se ha creado en nosotros una necesidad repentina que realmente no existe. Cuesta, ¿eh?, cuesta hacerse la pregunta y detectar que es un capricho, realmente, en algunas ocasiones. Te animo a que te hagas esta pregunta los próximos días y compartas tus conclusiones con todas las ahorradoras.
Si realmente es una necesidad, tengamos o no el dinero para costearla, por supuesto que debemos seguir adelante. Este proceso se trata de filtrar y dejar solo las compras imprescindibles y más en épocas de economía inestable como la de ahora en general, no sé si la tuya en particular. En cualquier caso, siempre está bien manejar el dinero con conciencia y emplearlo en lo que más satisfaga a cada una.
¿Puedo pagarlo ahora?
Con la segunda pregunta, volvemos a recibir un buen palo. Nos damos cuenta de que no podemos costearnos todo y hay que saber inteligentemente qué escoger, cómo administrar nuestro dinero presente. Que el banco te dé ese crédito o la tienda te ponga facilidades NO significa que ese dinero sea tuyo.
Si en lugar de un gasto es una inversión no importa tanto el AHORA, puedes pedir prestado, pues es Deuda Buena.
¿Puedo conseguirlo más barato?
El tercer punto seguro que lo tienes controlado. En Ahorradoras llevamos casi cinco años enseñándote a conseguir lo mismo con descuento, así que siempre encontrarás la manera de comprar más barato. No te olvides del método de la doble recompensa ;-).
En la web hay infinidad de recursos para ahorrar y también en mi libro ¡NO PIERDAS MÁS TIEMPO!: Una guía para evitar errores comunes y ahorrar tiempo y dinero en la gestión del hogar: limpieza, orden, finanzas y mucho más.
Podéis comprarlo desde YA en papel y dedicado o en Amazon, disponible en papel o Kindle.
¿Podría deshacerme de ello y recuperar el dinero?
Me gusta muy poco acumular cosas. Si has leído mis entradas relacionadas con el orden y organización del hogar, sabrás que soy feliz en entornos que carecen de desorden, disfruto viendo estancias despejadas y escrupulosamente ordenadas. Libres de cosas que no usamos, en definitiva.
Por eso, cuando leí en el libro La Magia del Orden, en pleno proceso de limpieza a fondo (deshacerme de trastos) que antes de comprar algo deberíamos preguntarnos si nos costaría deshacernos de ello si ya no nos fuera útil me marcó. A veces nos cuesta tirar/donar/vender algo por el apego emocional que nos une pero al mismo tiempo no le damos uso. No quiero ese tipo de cosas, quiero ser libre de dejarlas ir una vez ya han cumplido su función en mi vida.
A la hora de realizar una compra, creo que deberíamos tener en cuenta este concepto porque si creamos un vínculo emocional nos impedirá venderlo y recuperar una parte o la totalidad de su compra cuando ya no lo usemos si es que es algo vendible, que no todo lo es. O donarlo, o tirarlo, pero al caso que tratamos hoy, la pregunta sería ¿Seré capaz de venderlo para recuperar una parte o la totalidad de su importe?